La AFA avala la "Invasión Inglesa" de árbitros En 1948 se concretó la proyectada contratación de un plantel de árbitros ingleses. Fue una decisión oportuna, ya que con su conducción, los partidos ganaron en normalidad a favor del acatamiento que los arbitrajes tuvieron de parte de dirigentes, jugadores y aficionados. Esta vez un problema muy grave llegó por otra vía: cuando el campeonato se estaba desarrollando de manera interesante y reñida, al punto que cuando faltaban cinco fechas para su terminación había tres equipos con muchas posibilidades de ganarlo, sobrevino una huelga de futbolistas originada por una cláusula que limitaba sus remuneraciones, si bien algunos recibían pagos subrepticios. Fue entonces cuando desde otros países, preferentemente desde Colombia, se tentó a muchos de ellos con ventajosos contratos. Pedernera, que había pasado a Huracán, fue el primero en emigrar. Pronto lo siguieron Di Stéfano, Néstor Rossi, Pontoni, Martino, Mario Fernández, Perucca, Giúdice y muchos más, lo que le provocó al fútbol argentino una sangría de la que no podría recuperarse por muchos años. La huelga se produjo cuando Racing, que había integrado con la incorporación de Salvini, Méndez y Simes el mejor equipo del profesionalismo que tuvo ese club, estaba primero con grandes posibilidades de lograr el primer campeonato de ese ciclo. Las últimas cinco fechas se jugaron con futbolistas amateurs ante la indiferencia del público, que asistió en mínima proporción. Además, se resolvió suspender los descensos. Independiente quedó para las estadísticas como el campeón, pero puede afirmarse que fue un certamen sin epílogo, pues esas jornadas finales, sin los jugadores titulares y con tribunas semivacías, no parecían darle validez deportiva. Lógicamente, se detuvo el continuo ascenso en la venta de entradas, no sólo por la deserción de los jugadores consagrados, sino también por el aumento en su precio, que había provocado una retracción de los espectadores.